viernes, 3 de febrero de 2012

VALORA LA ADOLESCENCIA DE TUS HIJOS.


Un día un joven le dice a su padre: me voy padre de tu casa… Lo digo así, ¡de tu casa!, porque no la siento mía. Porque aunque aquí he vivido desde el día en que nací, cuando empecé a comprender, comprendí, debo decirlo así, comprendí que con nacer no basta para ser tu hijo, para tener tu ternura y para tener tu cariño. Y por eso me voy, y ¡gracias! lo digo sinceramente, nada me faltó a tu lado, ni la casa, ni la escuela, ni el juguete favorito, ni la ropa que hoy me viste o el coche que ayer usé…
Pero, ¿soy tan ambicioso, parezco tan exigente si te digo que no basta, que no fue suficiente ni el dinero, ni la ropa, ni ese coche, ni esta casa, porque quiero -por que siempre quise- algo más que no me diste? Y tu abultada cartera, fuente siempre surtidora de remedios materiales, nunca tuvo los billetes para comprar un solo minuto de tu atención necesaria, de tu tiempo fundamental para ocuparte de mí.
Pensarás que fui un buen hijo, ¡Claro! porque nunca te enterabas: ¿Sabes que reprobé en la escuela, que termine con mi novia y corrí una borrachera en discotecas, que probé drogas, que hacia pinta en la escuela, o que le robé a mama? No, no lo sabes, nunca hubo tiempo de pensar en cosas triviales; total, dices que “los adolescentes somos traviesos y flojos, pero que al hacernos hombres enderezamos los pasos”
¡Te equivocas no era el caso! y toda mi rebeldía era un grito de llamada al que nunca respondiste, el quizá tu ni oíste… Y si tú me preguntas en que punto me fallaste, solo podría responderte: ¡Me faltaste! Pero ¿para que le sigo? Ya no es hora para quejas. Faltó… lo que me hizo falta, ¿Qué, que voy a hacer? ¡Quien sabe! ¿Qué a dónde he de ir? ¡No importa! ¿Qué de donde hallaré el dinero para pagar esta vida a la que me has acostumbrado? No puedes creer que viva sin aire acondicionado, sin vehículo a la puerta, sin “dinero” para mis comodidades,  sin un padre involucrado en industrias y otras empresas, que es importante en política y que frecuenta altas esferas.
¿Qué no he de vivir sin todo esto? ¿Qué así mi vida esta hecha? ¿Y quién dijo que era vida la estancia en estos salones de los que sales y entras, donde nunca puedo verte ni decirte: “Papi hoy si te quedas”? Nunca he vivido en tu casa, nunca ha sido vida ésta. Ahora es que voy a vivir fuera de aquí, lejos de aquí, sin la esperanza de que un día vengas a mi…y nunca llegues.
Se que a veces se no hayamos como llegarle a nuestros hijos, pero hoy es el día que le digas a Dios que te ayude, que quieres ser como El porque tus hijos te necesitan, proponte este año ser amigo de tus hijos, ellos no quieren lo material ellos quieren tu atención, todavía es tiempo de recuperar o tener nuevas experiencias como padre, ser hombre no impide que demuestres tus sentimientos…
Piénsalo…
Que Dios te Bendiga!

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